Por Daniel Gallegos / @DanGallegos12
Desde su llegada al banquillo del Liverpool en 2015, Jürgen Klopp ha conseguido que este equipo histórico vuelva a la cima no solo de Inglaterra sino del fútbol europeo, sitio del que estuvo alejado durante unos años en los que navegaba en la mediocridad. Un título de liga, una UEFA Champions League y un Mundial de clubes avalan la gran labor del entrenador alemán.
La situación actual por la que atraviesan los de Anfield es la antítesis de lo que vivían a estas alturas de la temporada pasada de Premier League. Con 26 partidos jugados en la campaña anterior, los Reds marchaban como líderes invictos con 76 puntos, producto de 25 victorias y un empate, con 23 unidades por encima de su perseguidor Manchester City, parecía que solamente una catástrofe (que no llegó) les quitaría el título de liga, mismo que aseguraron a falta de 7 encuentros por disputarse, un récord de la competición. Los Reds no ganaban el campeonato local desde la temporada 89-90.

En cambio, en la temporada en curso el Liverpool se sitúa en el sexto lugar de la tabla con apenas 43 puntos, casi la mitad de los que llevaba el año pasado, 12 victorias, 7 empates y 7 derrotas generan muchas dudas en el equipo de Merseyside, cuya máxima aspiración parece ser el alcanzar los puestos para participar en alguna de las competiciones europeas. ¿Qué está pasando con el actual campeón de Inglaterra? ¿Será que la magia de Klopp empieza a extinguirse?
La principal razón de la debacle es sin duda el duro golpe que ha sufrido la plantilla por la gran cantidad de jugadores lesionados. La pérdida de mayor impacto es quizás la del defensor Virgil Van Dijk, el que es considerado uno de los mejores del mundo en su posición sufrió una ruptura de ligamento cruzado anterior cuando fue arrollado por el guardameta del Everton, Jordan Pickford. Esta lesión dejará al neerlandés fuera de acción prácticamente por el resto de la campaña.
Además de la pérdida del estelar defensor, el cuadro bajo de los Reds se vio más endeble con las lesiones de sus otros dos centrales: Joel Matip y Joe Gomez. Klopp tuvo que improvisar y hacer movimientos tácticos para suplir estas ausencias, colocando a los mediocampistas Fabinho, James Milner y al capitán Jordan Henderson en la defensa central; una solución efímera, pues los tres terminaron fuera al haber sufrido diferentes daños físicos. En el mercado invernal la directiva tuvo que hacerse de los servicios de Ozan Kabak y Ben Davies y junto con el canterano Rhys Williams son los encargados de evitar aproximaciones al marco de Alison Becker.

Otro tema en boga es la situación del famoso tridente ofensivo conformado por Sadio Mané, Mohamed Salah y Roberto Firmino, se dice que la relación entre los tres ya se encuentra muy desgastada y así se ve reflejado en sus números: 30 goles en la temporada en curso de Premier League no parecerían un problema de no ser porque 17 de ellos fueron marcados por el egipcio, a quien los rumores lo colocan fuera de Anfield en el próximo verano, con posible destino a Camp Nou. La llegada del portugués Diogo Jota vino a refrescar el ataque con un impacto inmediato, tanto en liga como en Champions anotó en momentos clave para conseguir victorias, pero Jota fue otra víctima de las lesiones y su racha se vio cortada.
Con una defensa improvisada y un ataque inoperante por momentos e incapaz de capitalizar con goles el talento del tridente, el Liverpool tendrá que conformarse con buscar ser tercero o cuarto lugar en la liga inglesa para clasificar al torneo continental de clubes, mientras que su camino en Champions League es aun más incierto, si bien derrotaron 2-0 al Leipzig en el duelo de ida de los octavos de final, su progreso dependerá de la suerte que tenga en el sorteo de cuartos de final, en caso de que concreten avanzar en la eliminatoria actual, difícilmente podrán poner resistencia ante uno de los todopoderosos del momento en el fútbol europeo.
