Así se ganan los títulos. Puedes perder el juego de la primera vuelta del campeonato contra el que será tu rival más cercano en la carrera por el campeonato, puedes tener altibajos en alguna parte del campeonato y llegar a hilar partidos consecutivos sin ganar, pero en el momento bravo, en el que habrá que apretar, que en el caso de los torneos largos se prevé en las jornadas 20 a 35 aproximadamente, consigues buenos resultados, sobre todo en aquellos partidos que te miden frente a esos rivales que, si bien serán o no directos, sacarles puntos significa alargar la brecha entre los perseguidores y conseguir un colchón. Eso ha hecho el Inter de Antonio Conte hasta ahora, no ha dejado de apretar.

A este Derbi de la Madonnina, ambos equipos llegaban en situaciones muy distintas. Pese a haber estado en primer lugar la mayor parte del campeonato, el Milán venía en una seguidilla de resultados que, aunque algunos fueron victoria, se notaba un profundo cansancio mental y físico, falta de ideas y mal nivel de muchos pilares de la plantilla. En cambio el Inter, que venía de ganar y ganar y jugar bien, sin otra preocupación mas que los torneos locales y tras haber arrebatada la jornada pasada el liderato, arribaba con un acelerón anímico imponente.

Poco se tardó el encuentro en darnos esta demostración. Fue al minuto 4 cuando, tras un balón en profundo para la bestia Romelu Lukaku, que superó (aquí y en todo el partido) a Romagnoli por velocidad, tras un rechace de Simon Kjaer, mandó un centro perfecto para un Lautaro Martínez, de ejemplar partido, que apareció solo y cabeceó para batir a Donnarumma. Gol de vestidor y seguramente la caída del planteamiento milanista, que tardó casi 25 minutos en despertar. Monólogo del cuadro Nerazzurri.

Tras el entretiempo, y sin cambios en la oncena titular, el Milán salió con la determinación de buscar el partido. Por aproximadamente 10 minutos se vio a ese Milán que solía complicar y batir a sus rivales el año pasado, pero para su poca fortuna, se encontraron a un Samir Handanovic agrandado y emulando a su mejor versión. Conte aguardó a una contra y aprovechar los espacios dejados por un equipo evocado a la consecución del empate. ¿El resultado? El 0-2 por conducto de Lautaro tras un contragolpe espectacular comandado por Lukaku y Perisic. Qué entendimiento del juego ofensivo tiene el belga.

Y bueno, menos de diez minutos después, Perisic despejó inteligentemente tras un ataque rossonero, Lukaku controló, posó para la foto que Romagnoli debe haber tenido como tarea tomarle, porque eso parecía, y sacó un zurdazo inatajable para Donnarumma. Goleada interista.

Parece que la liga italiana, con esta versión del Milán y con las constantes caídas de la Juventus y la Roma, está sentenciada. El Inter ha recuperado a jugadores importantes, sus pilares están encendidos y su técnico parece haber encontrado la fórmula para hacer valer su futbol, por lo menos parcialmente.

Lo bueno: el nivel de clase mundial de Lukaku y Lautaro, el vértigo que es tener en tu equipo a Nicoló Barellá.

Lo malo: el estancamiento de Romagnoli, parece que no será ese defensa top que se esperaba en años pasados y lo pasmado que se ha visto Pioli en estos últimos encuentros, incapaz de cambiar el once de manera adecuada. Cinco goles en contra y cero a favor en dos partidos para un aspirante al título.