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Por Enrique Cano

Como no olvidar aquel 13 de agosto del 2020 previo a la llave de cuartos de final ante Bayern Múnich cuando un tal Arturo Vidal aseveraba que los bávaros “no juegan contra equipos de la Bundesliga, juegan contra el Barcelona, el mejor equipo del mundo”, está por demás decir el resto de la historia. 

Hoy, le ha tocado a Ronald Koeman “comerse sus palabras” al afirmar que “yo no veo a otros equipos mucho mejor que el Barca… podemos ganarle a cualquiera”; y así, los primeros 90 minutos de la eliminatoria ante el Paris Saint-Germain evidenciaron en su totalidad el declive del conjunto blaugrana. 

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Una rotunda humillación, y como no decirlo, si pese a las grandes ausencias de Neymar y Angel Dí María, el PSG hizo lo que quiso con uno de los peores, sino es que el peor Barcelona de la historia en su propia cancha. 

Cuatro goles le bastaron a los parisinos para sentenciar su boleto a la siguiente fase y hundir al quebrantado cuadro culé que ya no sabe por dónde encontrar una luz de esperanza que le permita salvar la temporada y, además, retener a un Leo Messi descontento y desorientado por lo que se ha convertido el club de sus amores. 

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El solitario gol de penal cobrado por el argentino que los colocaba en ventaja momentánea luego de que el colegiado marcara dudosamente la pena máxima, quedaría en un simple destello hasta que un chico de 22 años llamado Kylian Mbappé, tomó el control del juego y se terminó despechando con un glorioso hat-trick.

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Previamente, la idea de juego del técnico holandés era alinear a un Gerard Piqué, que venía de tres meses de inactividad, para cerrarle los espacios y desestabilizar a Mbappé; sin embargo, ninguno de los dos recordó su increíble velocidad y solo le quedó al atacante crear un desastre en la zaga defensiva con la descoordinación del español y Clément Lenglet. 

Asimismo, ni Antoine Griezmann, ni Ousmane Dembelé, fueron capaces de equilibrar la pizarra desaprovechando claras jugadas de peligro que, a lo mejor, pudieron haber cambiado el rumbo del partido en ese momento. 

La felicidad desbordada en los de Mauricio Pochettino, mientras que Koeman continuará buscando la fórmula perfecta para volver a integrar a un vestidor totalmente roto que tanto Ernesto Valverde como Quique Setién, nunca lograron reponer.

Cinco años consecutivos de descalabros en el máximo torneo del ‘viejo continente’ han apagado la esencia de aquel Barcelona que deslumbraba a cualquier aficionado al balompié con su estilo de juego. 

La tragedia comenzaba en 2017, el último año de la MSN, cuando una Juventus finiquitó la llave de Cuartos de Final en el primer encuentro al vencer 3-0 en casa a los blaugranas con dos anotaciones de Paulo Dybala, para simplemente viajar a Barcelona y con un 0-0 en la vuelta, lanzar el primer dardo de alerta. 

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Un año después, la Roma sorprendió no solo a los catalanes, sino al mundo entero tras lograr lo que nadie imaginaba, remontar un 4-1 en Italia, sin embargo, la fe, el coraje y la entrega durante los 90 minutos, los llevaron a dejar al Barcelona nuevamente en el camino con un contundente 3-0. 

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Para la siguiente edición, la historia se volvió a repetir. Cuando los españoles ya tenían prácticamente amarrada la eliminatoria al golear 3-0 al Liverpool en el Camp Nou, la única tarea pendiente era esperar que transcurrieran los siguientes 90 minutos para sellar su boleto a la final, pero se toparon con un soñador Anfield y la mítica frase “You’ll Never Walk Alone”, y sí, nunca caminaron solos, el Barca simplemente se plantó en Inglaterra para ver cómo se incrustaba el esférico en cuatro ocasiones y desmoronarse sin medida. 

Foto/ Mundo Deportivo

Un año atípico y una temporada atípica que nadie esperaba, mucho menos el Barcelona. Una humillante derrota de 8-2 frente al Bayern Múnich, fue la cereza en el pastel de lo que verdaderamente han sido los culés en los últimos años, que aquel 14 de agosto del 2020, aún no se olvida.

Foto/ El Comercio Perú

Por el momento, solo le queda al Barcelona viajar a París y aguardar a que el ataque del cuadro galo baje los brazos en el Parque de los Príncipes, algo que no sucederá, por lo que lo menos que se puede esperar, es recibir otra goleada y ponerle fin a una campaña para el olvido.