Imagen/ vía ESPN
Por Enrique Cano
La estrella número 17 en el paseo de la grandeza de Los Ángeles ya está impregnada, ahora bajo la guía de LeBron James que le trajo una nueva alegría a toda la ciudad de California, pero en especial, a Kobe Bryant, con quien tenía una “deuda” pendiente para alzar el Trofeo Larry O’ Brien de la NBA hasta lo más alto del cielo y continuar con el legado de “Black Mamba”.
La noche del pasado domingo, los Lakers se coronaron como los campeones de la NBA por 17ma ocasión en la historia de la franquicia empatando a su acérrimo rival, Boston Celtics, como las franquicias más ganadoras del mejor basquetbol del mundo tras finiquitar la serie 4-2 ante Miami Heat en una temporada atípica que no solo representó una de las más significativas para la “Nación Lakers”, sino para todo el organismo de la NBA.

El desarrollo de la temporada regular lucía demasiado favorable para la quinteta dirigida por Frank Vogel, ya que su objetivo era más que claro: clasificar a los Playoffs. Una tarea que en el papel era el momento perfecto para reivindicar lo demostrado desde 2013 donde no lograban “colarse” a una postemporada.
La adquisición de LeBron James en 2018 llenaba de grandes expectativas e ilusiones a toda California para prevalecer el legado de Kobe; sin embargo, con todo y “El Rey”, los Lakers no fueron capaces de dar el gran salto que necesitaba la institución quedándose en la posición 10 de la Conferencia del Oeste.

El rayo de esperanza cayó finalmente para los angelinos y James, quienes aprovecharon la agencia libre de jugadores de experiencia para fortalecer su arsenal con las incorporaciones de Rajon Rondo y Dwight Howard; no obstante, aún faltaba un factor sorpresa para ser el acompañamiento perfecto de LeBron con la mira no solo en los Playoffs, sino también en la conquista del Trofeo Larry O’ Brien tras 10 años de la última vez que tocaron la gloria; el resto es historia.
El ex-alero pívot de New Orleans Pelicans, Anthony Davis, vestiría la indumentaria de los Lakers para forjar una de las duplas más dominantes en la historia de la NBA junto a “El Rey” que añoraba obtener su cuarto anillo con esta franquicia, y sabía que con Davis lo podía hacer realidad.

Los números de cada uno fueron totalmente extraordinarios. Por un lado, James tuvo un promedio por partido de 25.3 puntos, 10.2 asistencias y 7.8 rebotes; mientras que Davis se lució con 26.1 puntos, 9.3 rebotes y 50.4% en tiros de campo por juego durante una temporada regular que se vio obligada a frenar 141 días el imparable camino de los Lakers luego de la pandemia del coronavirus.
Una campaña inconclusa y una enfermedad que trajo pánico no solo al mundo del deporte, sino al mundo entero, por lo que el organismo de la NBA hizo lo inimaginable estableciendo una “burbuja” en el recinto del ESPN Wide World of Sports de Walt Disney World Resort de la ciudad de Orlando, Florida para reanudar la actividad de la mejor liga de basquetbol del mundo con ocho partidos por cada uno de los 22 equipos invitados al inmueble como la definición de las ocho franquicias que permanecerían en el recinto durante los Playoffs.
El recorrido de los Lakers comenzó con “la batalla de Los Ángeles” ante Clippers, a quienes derrotaron 103-101 para aferrarse cada vez más al liderato del Oeste; no obstante, el ritmo de juego de los de Vogel venía en declive poniendo en riesgo el puesto 1 al registrar una marca de 3-5 en la “burbuja”, pero sus números le otorgarían la punta de la conferencia con 52-19.

Las complicaciones volverían a rondar en el sembrado número 1 en el arranque de los Playoffs al enfrentarse a Portland Trail Blazers. El equipo de Damian Lillard descifró cada jugada para frenar el ataque de James-Davis imponiéndose 100-93 en el juego 1; sin embargo, la agresividad despertaría en los siguientes partidos al ganar 4 duelos de manera consecutiva y dejando en el camino a la primera víctima rumbo a la gran hazaña.
La historia se repetiría en las Semifinales del Oeste, y Houston Rockets cayó en las mismas imprecisiones. Luego de bajar los brazos en el primer compromiso siendo derrotados 102-112, los Lakers se repusieron inmediatamente finiquitando la eliminatoria 4-1.

Como por arte del destino, un 4-1 propiciaba a ser la cuenta favorita de Los Ángeles. Nuevamente, la duela de Orlando presenciaría este registro para otorgarle el boleto a las Finales de la NBA a los Lakers tras imponerse a Denver Nuggets en la Final de la Conferencia del Oeste.
“El trabajo aún no está terminado”, así se expresaría “El Rey” confirmando que aún no había nada que festejar hasta que tuvieran en sus manos el campeonato de la NBA. El destino estaba escrito, y nuevamente LeBron lo sabía.
26.5 puntos, 9 asistencias y 6.5 rebotes durante los seis juegos de la final fueron más que suficientes para demostrarle al mundo entero que para esto llegó a California, para terminar la temporada como el MVP de Las Finales, para mantener la grandeza de una franquicia que significó tanto para Kobe, por él y para el se vivió este momento. 10 años de espera para levantar la corona 17, una corona que junto a “Black Mamba”, estuvieron acechando para regresar a Los Ángeles al lugar donde se merece.

