Por: Juan José Ibarrola Dávila.

No hace falta explicar nada, todos conocen el caso de Renato Ibarra. En marzo de este año, el ecuatoriano fue acusado y encarcelado por violencia familiar, su ex esposa le otorgo el perdón y salio de la cárcel.

En su momento, el América declaro que reprobaba cualquier tipo de violencia y acciones de esa clase. También dijeron que apoyarían y acatarían los que las autoridades dictaran.

Cuando Ibarra salió del reclusorio, lo que más se especulaba era si seguiría siendo jugador de las «Águilas», y hasta el día de hoy, lo es. Renato sigue entrenando en las instalaciones de Coapa, separado del resto, pero ahí sigue; también se fue a hacer pruebas de Covid a las instalaciones del América.

El día de hoy se reunirán los altos mandos del club, para determinar si Renato Ibarra seguirá siendo jugador del Club América.

Hay tres opciones, la primera es que se quede como jugador. La segunda es venderlo. La tercera es descaerse de el, literalmente liberar su carta.

Esto ha generado una división en la afición azulcrema y en el publico en general; y es de esperarse, los puntos a favor y en contra son muy validos.

Futbolisticamente hablando, Renato Ibarra no ha dado ningún problema al equipo. Siempre ha cumplido y es uno de los mejores jugadores del club, le ha regalado muchas alegrías a la afición, muy buenos goles y asistencias.

Siempre siendo profesional en su trabajo y en base a dedicación y esfuerzo se ha ganado su titularidad; y, a raíz de su trabajo en América, su nivel creció y empezó a tener mayor presencia en su selección.

Pero nadie es indispensable…

América pertenece a Televisa, dentro de los valores de esta empresa están el respeto, la igualdad, la justicia, la paz, entre otros. Por la parte moral y ética, Renato Ibarra tuvo que haber sido despedido desde el momento en que piso el reclusorio, aunque después haya sido liberado.

Basándonos en lo que Televisa y América dicen que son, no se podrían permitir tener a un jugador que fue privado de su libertad por golpear a su esposa. Aquí es donde empieza el dilema moral y económico.

Por un lado esta un excelente jugador, que da resultados y que por su edad, es muy difícil que salga del América. Por otro si se queda en el club, estarían traicionando todo lo que dicen que los representa.

Si se queda, no sería la primera vez que el América traiciona sus ideales, les recuerdo a mis lectores que a Salvador Cabañas solo lo apoyaron un año y después lo abandonaron completamente, claro, las situaciones son muy distintas, pero si eso le hicieron a un histórico como Cabañas ¿que le espera a Ibarra?

Mediaticamanete no sería una buena jugada por parte de las «Águilas», más cuando estamos viviendo una época donde el movimiento feminista cada día es más fuerte. Deportivamente sería algo arriesgado optar por dejar a un excelente jugador en el club, entendiendo todo lo que esto conllevaría.

El América es probablemente el club más odiado en todo México, es el club más criticado y más analizado. Todo el mundo esta pendiente de un mínimo error que cometan para criticarlo y atacarlo. Si Renato Ibarra se queda, el conjunto azulcrema será más criticado y odiado que nunca.

Por donde se vea, no es una buena idea que Renato se quede en el equipo. Si la directiva se va por la excusa de que es un muy buen jugador que ha hecho mucho por el equipo sería un argumento muy flojo, insisto, nadie es indispensable y todos tienen un remplazó.

El América y sus directivos tienen que tomar la decisión en función a lo que le haga mejor al equipo, en todos los sentidos.

Ahora, si se queda, tanto el Renato como el club en general tendrán que aguantar toda la critica que le lloverá y esto seguramente afectará en la calidad de juego del ecuatoriano.

Dejarlo en el equipo sería hacerse de un problema innecesario, innecesario por que es un jugador que tiene remplazo y el América es experto en encontrar jugadores que encajen con las necesidades del equipo.

¿Quién decide lo que es correcto? ¿Quién tiene la fuerza moral para decidir y quien para aceptarlo?

Me encantaría saber su opinión.

Nos encontramos pronto.