Por Juan José Ibarrola Dávila.

El COVID-19 se llevo otra victima. Mientras en el continente europeo las cosas van mejorando con la Bundesliga reanudando los partidos pendientes, de este lado del mundo las cosas no van del todo bien.

A principios de esta semana se anunció que la Liga MX queda oficialmente cancelada y sin campeón; otro año malo para el Cruz Azul ya que al ir en primer lugar, se tenia la esperanza de que los dejaran campeones.

Para hacer la cuarentena más difícil, ayer la Liga MX hizo oficial la cancelación de los torneos que se juegan en conjunto con la MLS (liga de fútbol de Estados Unidos) y la Liga MX. Los juegos de estrellas de ambas ligas, la Campeones Cup y la Leagues Cup.

Hay que ser francos, la MLS no tiene el mejor nivel del mundo, pero si hay que reconocerle que el los últimos años han tenido un crecimiento impresionante; al contratar jugadores de la talla de Zlatan Ibrahimovíc o Carlos Vela. Re-modelando sus estadios al grado que le compiten a los mejores del mundo. Todo esto gracias al capital que se le ha invertido a la liga y a los equipos.

Con este crecimiento de la liga estadounidense también creció la la pasión y el amor por estos equipos. Esto dio pie a abrir la posibilidad de hacer algunos torneos en conjunto con la liga mexicana. La mayor rivalidad que tiene el Tri es la selección estadounidense, por lo mismo, un torneo entre ambas ligas no sonaba tan descabellado.

Seré concreto, funcionó. Con la creación de torneos como la Champions Cup, la Leagues Cup y la Concachampions, la rivalidad entre equipos mexicanos y estadounidenses cada día crece más. Partidos como América vs Atlanta United o León vs Los Angeles han sido claro ejemplo de el nivel que estos torneos dejan y, de las rivalidades que, partido con partido se crean.

La pérdida económica por esta cancelación va a ser exorbitante; más, por la enorme cantidad de dinero que le han otorgado al crecimiento de la misma. Se entiende que esto no es culpa de nadie, y que por los presupuestos de los equipos no los va a afectar tanto.

Aquí las verdaderas victimas son los aficionados que no pueden disfrutar los partidos que tanto les apasionan. Pierden los jugadores por que no pueden hacer lo que con tanto amor hacen. Pierde el fútbol por que un torneo así, hace que ambas ligas tengan un crecimiento más allá de lo económico. Pierde el niño que va con su papá al estadio cada 15 días a ver a su equipo ganar. Pierden esos domingos de carne asada y fútbol. Pierden esos miércoles de cervezas para ver la liguilla… pierde la pasión por el fútbol.

Pierden los que viven de esto, y no me refiero a un tema económico, me refiero a los que viven por el amor al fútbol.

Y sí, es cuestión de enfoques. Para unos, lo importante es la pasión y para otros será lo económico.

Nos encontramos pronto.